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miércoles, 24 de octubre de 2012

La Muerte


-         Hija, ¿Qué pasa? – preguntó asustada su madre al ver a su hija tirada en la cama de una manera inusual y sobre todo tan natural, ya que estaba apoyada con la cabeza en la cama y el resto del cuerpo lo tenía tirada en el suelo.

No recibió respuesta, se acercó a ella para escucharla y escuchó como respiraba muy suavemente y como si el cuerpo se le quedara sin respiración con cada inspiración e expiración y eso le preocupó. Llamó a su marido que era médico y le dijo que mirara a su hija. Él intentó despertar a su hija, pero nada. Nada hacía efecto, así que llamó a emergencias que enseguida llegaron. Les explicó a los sanitarios el problema de su hija y ellos dijeron que harían lo que podían.

En el hospital ambos esperaron a que los especialistas dijeran algo, pero cuando el médico que hizo el trabajo salió por la puerta de urgencias lo hizo muy triste y apenado. Explicó que el corazón de la joven había dejado de latir cuando entró a observación, intentaron reanimarla pero fue tarde, la joven no reaccionaba, había dejado de latir para siempre. Aquella vez fue la primera vez que ambos se sintieron sin fuerzas y sin ganas de nada. La hija, fruto de su amor había muerto con causas desconocidas, ya que el médico explicó que no entendía como había dejado de respirar aunque fuera un leve respiro.

Y aun hoy día se desconoce la verdadera causa de la muerte de aquella joven, hoy día no se sabe cómo fue su repentina muerte, aquella que hizo que muriera sin previo aviso, de una forma sin dolor ni angustia para ella. Nadie se imaginaba como los mejores morían tan jóvenes.

viernes, 12 de octubre de 2012

La Clienta


Tenía un turno de tarde que no quería cumplir, estaba cansado, ya que la noche anterior se había quedado hasta tarde estudiando y ahora estaba allí obligado por su jefe atendiendo las diferentes mesas de aquel café en él trabajaba a media jornada los días que su jefe le ponía. Una joven le llamo, era una joven muy guapa, de su edad más o menos, con unos rasgos muy bien definidos y una tez morenita. La joven le pidió un poco de leche caliente y él se la llevo a la mesa si demorarse, vio que se encontraba con un joven, pensó que serian pareja. Pero escucho a ella decirle al joven mejor amigo y eso le gusto, le animo la tarde trabajando.

Cuando vio que ella se levantaba se puso en la barra para poder atenderla. Le dijo que el capuchino se lo regala por ser una joven muy bella, ella le dijo que ni hablar pero el la convenció de que aceptara el regalo. Pensó en que esa no sería la última vez que ambos se verían ya que él había sido amable con ella y por como la veía sabia que ella le invitaría a algo otro día, para estar en paz. A partir de ahí atendió mas contento las mesas y cuando estaba recogiendo donde minutos antes había estado ella, la recordó allí sentada mirando a su mejor amigo y se entristeció al no verla aun allí, pero dejo los pensamientos triste y se alegro por ver a una joven tan guapa en aquel día en el que él no quería haber estado trabajando.

La Manzana y El Viaje


-           Holly despierta, llegaremos tarde - Holly se despertó sin ganas mientras el abría la persiana y le quitaba las sabanas para que lo hiciera lo más rápido posible - a la ducha volando. En 15 minutos debes estar arreglada. No se para que tienes un despertador si no lo escuchas.

-           No hables tan alto, todo me retumban los oídos. Ya me arreglo, en 15 minutos estaré arreglada - se besaron y él se marcho para no entorpecerla.

Holly se arreglo rápido, aun estaba dormida cuando salió de la habitación perfectamente arreglada, ya no tenía la maleta y no sabía que le había metido él en ella. Bajo las escaleras con su bolso en uno de sus hombros sonriéndole, esta allí abajo esperándole muy guapo.

-          Estas guapísima, pero apura que llegaremos tarde. Toma para el camino - le lanzo una manzana.

-          Me he dado cuenta de algo, desde que nos declaramos amor la única fruta que hemos tomado es manzana - él se rio y Holly le siguió con la boca dulce y mojadita por la manzana - ¿A dónde vamos?

-           Es una sorpresa, ya te enteras cuando estemos en el aeropuerto - aquello le desconcertó. No quería ir en avión, no quería volar sin saber a dónde y con qué condiciones de vuelo.

Llegaron al aeropuerto en menos de 25 minutos ya que el tráfico aquella hora era más o menos fluido. Ella le ayudo con las maletas mientras el sacaba los billetes y los pasaportes de ambos, iban a viajar fuera del país eso estaba segura.

Llegaron a donde tenían que facturar las maletas y cuando ella vio que iban a Roma alucino, nunca había estado allí y siempre había tenido ganas de ir.

-          Gracias por llevarme a Roma - Holly le abrazo y el sonrió.

-           No hay de que, tengo que ir un día hacer cosas del trabajo y el resto de la semana soy todo tuyo - ella le beso, no podía creerse que iba ir a Roma y aun encima con el chico al que amaba por encima de todas las cosas.
Cuando se acabo la manzana la tiro a un contenedor y pasaron el control de seguridad.

-          ¿Que hacéis con manzanas en la bolsa? - pregunto uno de los vigilantes.

-          Nos encantan y es la única fruta que puedo tomar – respondió él y el vigilante les dejo pasar con la bolsa en la que había 7 manzanas, una por día.

-          Estás loco - Holly comento mientras caminaba por el aeropuerto en busca de su puerta de embarque. El vuelo duraría 6 horas así que debía de haberse traído algo para leer - iré a la librería a comprar algo para leer.

-          No hace falta - él le agarro del brazo, le aplasto en su pecho y con la mano libre le enseño su E-Reader, ella le beso, estaba en todo. Era una caja de sorpresas, era su príncipe andante, era la persona que le sorprendía día a día - yo también traje para leer - saco el cuaderno en el que había escrito ella desde el primer día y se sonrojo. También saco el otro y Holly vio que ya había empezado a escribir en el.

Encontraron la puerta de embarque, vieron que había un poco de cola, así que ella fue antes al baño y a comprar agua y algo para comer (porque en los aviones los precios son más caros que en el aeropuerto y allí no hay tanto para comer como en la tienda del aeropuerto).

Subieron al avión cuando pudieron hacerlo, ella le agarro la mano izquierda, le daba un poco de cosa despegar, le ponía nerviosa.

-          En nombre del capitán y del resto de la tripulación les deseamos un buen vuelo y que en menos de 10 minutos despegaremos - se escucho por los altavoces.

-           Relájate - él le beso en la frente - ya verás como todo irá bien. Confía en mí.

-          Ya lo hago, pero nunca me ha gustado el despegue y el aterrizaje. Sé que he viajado un par de veces, pero nunca me acostumbro.
El hombre que tenia ella al lado miro a Holly preguntándose como podía comportarse así una joven de su edad. Holly no le presto atención, solo cerró los ojos y respiro con calma, intento olvidarse de que despegaría pensando en lo que harían en Roma, en la capital de Italia, en una de las pocas ciudades que ella quería de visitar antes que ninguna otra ciudad.

Cuando estuvieron estables ella abrió los ojos y le pidió a el que le pasara su E-Reader y su bolso. Cogió de su bolso su móvil y los cascos. Se sumergió en la música, puso aleatorio para que le sorprendiera y dio la casualidad que le toco un cantante italiano.

-          En 3 horas les daremos algo de comer, así que no se preocupen por el vuelo. También les daremos en unos minutos si quieren unos cascos para que puedan ver una de las películas que pondremos hoy. La primera será Harry Potter: Y las Reliquias de la Muerte I y luego a continuación después de una hora le pondremos la segunda parte - comunicaron.

-          Quiero ver la película, hace tiempo que no las veo, mientras las veo leeré el libro - Holly estaba decidida. Sus tripas rugieron y él le dio un poco del bocadillo que ella había comprado - gracias.

Las azafatas fueron preguntando si querían los cascos, ambos los aceptaron mientras que el señor los rechazo, lo único que pidió fue una manta y una almohada. Saco de uno de sus bolsillos un antifaz y cuando estuvo cómodo se durmió.

-           Bueno, así no molesta - comento mientras Holly jugaba con su pelo mirando a su novio sonriente.

A las 3 horas las azafatas pasaron con las bandejas de comida. Ella para beber pidió un poco de agua y él coca cola. Abrieron su bandeja, de primero una crema de verdura que no probaron porque no les parecía buena, de segundo a él le toco carne con patatas y a ella macarrones. El señor se despertó y miro a la pareja como se daban mutuamente de comer, miro su bandeja y vio macarrones, llamo a la azafata y le comento que no podía comerlos ya que era alérgico al tomate. Molesto a ambos que tuvieron que dejar de comer hasta que el señor tuviera su comida. Cuando terminaron miraron el postre y vieron en una bolsa hermética manzana cortada.

-           Esto ya es algo serio - ella señalo la bolsa - las manzanas nos persiguen.

-          Eso parece - ambos se besaron, ella le abrazo mientras esperaba a que pusieran la siguiente película. El continuo leyendo el cuaderno, ella harta de esperar se puso a leer.

Cuando aterrizaron, ambos se fueron a las cintas a recoger su equipaje. Esperaron impacientes hasta que las cintas se pusieron en marcha. Sus maletas salieron de las primeras y lo agradecieron. Estaban cansados de un vuelo tan largo y lo único que querían era descansar un poco o darse una ducha caliente antes de salir a cenar fuera. A fuera, les esperaba un coche, era el coche que el jefe de él le había puesto para llegar pronto a los sitios a los que irían el miércoles.

-           Me encanta ver la ciudad tan de noche, me parece preciosa - ella miraba por la ventanilla la majestuosidad de la ciudad y él se limito a observar a Holly todo el trayecto. Hacían una pareja perfecta y nadie podría decir lo contrario.

jueves, 4 de octubre de 2012

El Camarero


En aquel café se encontraban hablando del tiempo pasado, de los problemas que ella tenía y de los que el también tenia. Eran los mejores amigos y siempre se contaban todo, nunca tenían secretos y eso les gustaba. Se habían conocido el 1 día de clases cuando eran pequeños y desde que les habían sentado juntos sabían que serian los mejores amigos.

-           Se que te sientes mal porque tu hermana se vaya a casar con el chico que te gusto durante varios años - ella le miro, mientras él le acariciaba la mano - no estés mal, ahora debes pasar página y enamorarte de otro.

-           Decirlo es fácil, hacerlo es difícil.

-          No digas eso, se que tu puedes olvidarlo. Solo tienes que conseguirlo - él le miro a los ojos y le sonrió - animo, yo te ayudare a olvidarlo.

-          Gracias, eres el mejor amigo que se puede tener. Nunca nos podremos separar - aquello hizo que ambos sonrieran - eres a la única persona que le cuento mis intimidades y secretos mas íntimos.

-           Ya veo, como yo a ti - ella le sonrió y él se limito a beber de su café.

-           Cuéntame algo - aquello hizo que él estuviera un rato pensando que no le había contado todavía. No encontró nada al cabo de un rato - no pasa nada.

-          ¿Qué tal el Señor Bigotes?

-          De maravilla, esta resplandeciente y eso que ya tiene sus años - ella tomo un poco de su capuchino y lo noto un poco frio. Así que llamo al camarero, le pidió medio atontada; por aquel joven de tez rosada, unos rasgos faciales que le hacían una cara bonita y unos ojos de un verde intenso de largas pestañas; un poco de leche caliente y cuando se lo trajo ella no sabía cómo reaccionar. Su mejor amigo se quedo mirando el comportamiento de ella.

-          ¿Qué ha pasado? - ella se limito a decir nada, pero sabía que él no se lo creería.

-           Se que ha sucedido algo y quiero saberlo ahora.

-          Que no he visto a alguien tan guapo como él en la vida real, me he quedado atontada y no sé muy bien porque - ella se sonrojo, miro a la barra y allí estaba el camarero sirviendo en las bandejas que luego llevaría a las mesas. El miro a su amiga y le dijo que bien, que le parecía guapo era mejor que pensar en su futuro cuñado - gracias.

Estuvieron hablando un rato hasta que decidieron marcharse, discutieron a ver quien pagaba y al final cada uno decido pagar lo suyo.

-          Para las jovencitas tan guapas como tu el café es gratis - ella le dijo que no hacía falta, pero el guapo camarero insistió, que quería regalarle el capuchino.
Gracias, eres muy amable - ella le sonrió, estaba feliz, el joven camarero se había fijado en ella y eso era buena señal o eso le dijo su mejor cuando salieron de aquel café. Ella le dijo que la gente puede ser amable sin tener que enamorarse o sentir algo hacia la otra persona. Pero su mejor amigo dejo caer las intenciones del simpático camarero.

martes, 2 de octubre de 2012

Las Lágrimas


Ella se encontraba agotada esperando con una maleta en mano en las vías abandonadas a su razón de ser, a esa persona que no le iba abandonar nunca.

Miro la hora, se retrasaba y eso no era propio de él. Dijo que como en 10 minutos no apareciera, le llamaría y le cantaría las cuarenta.

Al cabo de un rato miro el reloj y aun no había pasado más de 4 minutos, el tiempo se cachondeaba de ella.

Cuando por fin pasaron los 10 minutos le llamo varias veces, ya que no recibía respuesta.

No podía haberle pasado nada malo, si le ha pasado algo malo a él, ella no se lo perdonaría.

Se sentó en el borde de las vías ya en desuso y espero a ver si llegaba, espero a ver si aparecía para que dejara de llorar.

-           ¿Me extrañabas? - ella se levanto y le abrazo, estaba feliz de tenerle allí

-           Pensé que te había pasado algo, ya que no me contestas al móvil - ella le reprocho y luego le beso.

-          Lo siento, el autobús tuvo un pinchazo y tuvimos que esperar a que llegara otro. Pero lo importante es que ya estoy aquí.

-          Claro, lo que importa es tenerte a mi lado. Te extrañe - ella se seco las lagrimas mientras él le cogía la maleta.

-           Pues ahora no tienes por qué extrañarme, lo prometido es deuda a por él picnic - el sonrió y ella le siguió. Que el llevara la maleta no le gustaba, llevaba hay un regalo para el por los dos años de relación.

-          Aquí es - ella dijo abriendo la maleta lejos de él para que no viera el regalo, cogió el mantel y lo puso; luego saco los utensilios de cocina, los platos y los vasos. El saco de su mochila la comida y la bebida, después de tener cada uno coca cola en su vasos brindaron - Brindo por nosotros, para que estemos juntos siempre.

-          Eso espero yo, estar a tu lado es un privilegio. Nunca te cambiare por nadie.

Pero al cabo de 1 año, ella volvió con la maleta en mano (esta vez vacía), lloro porque sabía que él no volviera, que ya nadie llenaría el vacio que él le había producido, el tonto y capullo que un año atrás le había dicho que estar a su lado era un privilegio y que nunca la iba a cambiar por nadie. Esas palabras le sacaban de sus casillas, el había dicho aquello y a los 2 meses salía con otra a escondidas.

Sus lagrimas seguían brotando y eso que desde que lo había dejado habían pasado ya 8 meses, pero lo peor de todo era que estaba allí por si el aparecía arrepentido y volvían como pareja.

Pero nadie apareció porque ella sabía que él seguía con la roba novios. Se encontraba aun llorando y cada vez las lágrimas eran mayores. Lagrimas llena de tristeza y dolor.