Ella bajaba las escaleras con cuidado para no caerse, mientras él se
encontraba en la biblioteca leyendo después de haber estado jugando una partida
de ajedrez con un viejo amigo al que había ganado. Cuando ella consiguió bajar
las escaleras fue a la biblioteca encontrando a Jude de píe leyendo en una pose
muy provocativa.
-
Jude, ¿vamos al baile o qué? – preguntó ella
desde el umbral de la puerta.
-
Si querida, vamos al baile – dijo él levantando
la vista del libro y mirando a su acompañante – esta noche estás espectacular.
-
Gracias querido – él la cogido de la mano, le
dio una vuelta y ella sonrió – vamos que se hace tarde.
Ambos salieron de aquella biblioteca de estilo
románico y con muebles antiguos que le daban un aire de autenticidad y de
biblioteca antigua. Recorrieron el largo pasillo hasta la puerta principal,
donde cogieron ambos una chaqueta para no coger frío. En el coche que él
poseía, ella se sentía cómoda, como si aquel coche él lo hubiera comprado para
estar con ella cuando en realidad no había sido ese el motivo.
Ella encendió la música y dejó que Frank Sinatra
inundara el coche con su voz hasta llegar al edificio donde se celebraría el
baile. En cuestión de minutos llegamos a aquella mansión que seguro sería de
antes de la Primera Guerra Mundial, era una casa grande bien cuidada, pintada
en un color blanco roto, con amplios jardines a ambos lados muy bien cuidados.
Jude me explicó que este tipo de casas las usan
casi siempre para fiestas y poco más, ya que son muy grandes como para que una
familia viva en ella. Antes de salir del coche, le besé, no habíamos hablado en
todo el trayecto y eso no era normal en nosotros. Salí del coche y la
inmensidad de aquella casa me sobrecogió.
Jude apareció a mi lado y me cogió del brazo; me
llevó a dentro donde un empleado me cogió la chaqueta con amabilidad. Me
coloqué bien el pelo y el vestido, no quería parecer una desarrapada ni una
loca.
-
Relájate, todo va a salir bien, ya verás – me tranquilizó
mientras bajamos las escaleras de mármol que daban a una amplia estancia adornada
con unas preciosas y caras lámparas, se que eran caras porque seguramente eran
muy antiguas.
-
Hay mucha gente, seguro que me pongo nerviosa y
fastidio todo – dijo ella mirando cada detalle que podía observar y a la gente
que allí se encontraba. Era gente de clase alta con ropa y joyas caras. Se miró
su ropa, no era gran cosa, pero sí que le había costado lo suyo, ya que no
ganaba mucho – a disfrutar de la noche.
-
Así me gusta, disfrutemos de esta fiesta – había
tantos camareros pasando con canapés y con bebidas, que en una de estas Jude le
quitó de una bandeja dos copas de champán, una me la dio a mí y la otra se la
quedó él – brindemos por nosotros, por nuestro amor.
Brindaron por el amor que sentían el uno hacía el
otro, bebieron un poco del champán cuando fueron interrumpidos por alguien. Un
amigo de Jude, porque ella allí no conocía a nadie. Ella se quedó donde estaba
mientras él saludaba a su amigo, seguía dándole sorbos a su bebida cuando Jude
apareció de nuevo, la cogió del brazo y la arrastró a la pista de baile. Todo
el mundo que bailaba estaba bailando un vals y Jude quería bailarlo con ella;
así que se colocaron para bailar y se quedaron bailando un rato. Para ella
bailar con él era un sueño, un sueño que se había hecho realidad allí mismo en
aquella casa.
-
Te quiero – soltó de repente Jude, ella le miró
a los ojos y lo único que pudo hacer fue besarle, dejó que el jugueteara con su
boca, dejó que Jude le metiera la lengua el tiempo que él quisiera; seguían
bailando mientras se besaban – bailar contigo me ha abierto la mente, me he
dado cuenta de que te quiero y de que eres la única mujer que me ha visto tal y
como soy.
-
Yo también te quiero – comentó ella mientras
apoyaba su cabeza en el pecho de él – desde el primer momento supe que te
quería, cuando descubrí como eres no le di importancia, seguí queriéndote. Te
quise y siempre te querré.