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sábado, 22 de septiembre de 2012

El Chico de Ojos Azules


Sus ojos de ese azul como el mar intensos, grandes y con pestañas grandes y alargadas le provocaban una mirada llena de pasión y amor. Sus labios carnosos  te gritaban para que te acercaras a ellos y los besaras. Su cabello corto, negro, liso y suave que le daba un toque más juvenil. Su forma elegante de vestir notaba que procedía de una familia con dinero, bien económicamente. Claramente se podía ver a un chico perfecto sin ningún defecto a la vista, salvo que estaba enamorado de una chica que jugaba con sus sentimientos  peor que el resto de mujeres que le rodeaban y que suspiraban por estar con él, aunque fuera solo una noche para sentir lo que otras sintieron con anterioridad.

Y allí se encontraba el chico de ojos azules, mirando a la chica de la que estaba enamorado. Esa chica. Esa chica rubia que solía llevar siempre en la cabeza un gorro, esa chica por la que llevaba meses suspirando y la cual no se podía quitar de la cabeza.

Ahora la tenía a su lado, ella con los ojos cerrados pensaba en la suerte que tenía de tenerle a él a su lado; lo que habían dado muchas chicas  por ser ella en ese preciso momento. Así que dejó que él la oliera y que la analizara.

Él la miro como si mirara a alguien por última vez, porque aunque sabía que la iba a ver más veces, le gustaba pensar que esa podía ser la última vez y para eso la contemplaba así.  Ella tenía una suerte de tenerle a su lado, porque así sería más fácil decirle lo que siente por él.

Pero cuando ella abrió los ojos, él ya no estaba, se había ido; ¿Pero a donde? Él se encontraba sentado en el asiento del medio de la parte de atrás de aquel coche negro que estaba aparcado en la acera. Se encontraba mirando al frente. Ella se subió para estar a su lado, concretamente en el izquierdo, se apoyó en él y cerró los ojos.

Él la contempló durante un segundo dormir plácidamente en su cuello, mientras el coche se movía por las calles de la ciudad en esa mágica noche iluminada por las estrellas y las farolas.

Ella estaba muy guapa durmiendo tan plácidamente y él era un romántico y estaba tan enamorado que le besó en la frente con cuidado de no despertarla.

Cuando ella abrió los ojos, pudo contemplar los ojos azules que le acompañaban en ese coche  mirándola; se ruborizó un poco y sin darse cuenta se estaban besando  en aquel coche y en aquella mágica noche de primavera.

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