Ella se encontraba buscando en su armario algo que
ponerse mientras sujetaba con una de sus manos el vestido que tenía puesto y
estaba desabrochado. Como no encontró nada que le llamara la atención, se
abrochó el vestido que llevaba puesto y que le hacía una figura elegante.
Llamaron a la puerta y le entregaron un ramo de rosas
blancas con tonos rosáceos. Se acostó un momento en el sofá para poder
contemplarlas y olerlas. Sabía que eran
de él, aunque no hubiera ninguna nota, ya que él siempre era tan romántico. Y
también lo sabía porque él era el único que sabía que esas eran sus flores
favoritas.
Salió de su casa rumbo a la de él. Le encontró en las
escaleras que daban a la entrada y llevaba un traje que le quedaba perfecto y
con una pajarita. Ella se acercó a él, se quedó contemplando a escasos
centímetros de sus labios, después de un rato, se besaron.
En un cálido y profundo beso, un beso tan perfecto que
ninguno quería que acabara, pero debía terminar porque si no se iban a quedar
sin oxígeno. Le quitó la pajarita y corrió por las escaleras con ella en la
mano y él la siguió hasta llegar dentro. Donde se perdieron por la inmensidad
de aquella casa.
Ella se acotó en una
cama que había en el centro de una inmensa habitación. Él se acotó a su
lado sin la chaqueta del traje, primero miró para su derecha y ella hizo lo
mismo, para verle. Acto seguido los 2 se miraron para contemplar la belleza del
otro y para recordar cada milímetro de la cara del otro.
Al final ella se canso de estar en la misma posición
que se encontraba que se colocó en donde se suelen ponen lo pies y él se apoyó
en su pecho, para poder oír el latido de su corazón y para contemplarla
mientras ella contemplaba uno de los retratos que él tenía de ella en aquella
inmensa habitación.
Cada uno se enamoraba de una manera, ella le quería por
lo romántico, lo guapo y lo pasional que él era; y él la quería por lo guapa,
lo divertida y cariñosa que ella era. Eran una pareja perfecta, una pareja que
nunca se rompería, a menos que uno de los 2 le pasara algo malo.
El amor que se podía notar en aquella habitación era
fuerte, un amor apasionado y lleno de sentimientos positivos.
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