Impecable con aquel traje recién
planchado que le quedaba genial y que olía a la fragancia del suavizante,
apareció por la sala feliz y silbando. El era demasiado para ella, pero aun así
ella sentía cosas hacia él, cosas bonitas como cariño, respeto e incluso amor.
No sabía cuando había sentido aquello último, pero le quería o mejor dicho le
amaba mucho y para bien.
-
Hola - él
le sonrió, con aquella ignotica sonrisa que él solía poner.
-
Hola -
ella miro al suelo, no podía verle a los ojos porque se perdería entre ellos y
no sabía porque se perdía entre aquellos ojos de color gris.
-
¿Quieres?
- le enseño una reluciente manzana roja que había escondido detrás y que ahora
tenía en su mano derecha. Ella miro la manzana tan perfecta y recién lavada, se
podía saber porque todavía las gotas le caían por su reluciente piel. Ella
asintió y se dispuso a cogerla, pero él, mas rápido le dio un mordisco, un
pequeño y casi redondeado mordisco, ella no se lo tomo bien, no le gustaba que
hiciera estas cosas.
-
Que te sienta mal - ella le picaba, si él le
picaba ella también lo hacía.
Él le aparto la manzana y para
que no la cogiera la puso lo más alto que su brazo llegara. Ella intento
quitársela, pero fue imposible, no pudo y desistió, ya que empezaba a cansarse
y a hiperventilar.
-
¿Estás bien? - dejo encima de la mesa más
cercana la manzana y le dijo a ella que se sentara, que debía respirar calmada
y con respiraciones cortas - no debía haberte quitado la manzana cuando te la
ofrecí. Lo siento mucho.
-
No pasa nada, me pasa esto muy amenudeo, para
eso tengo un inhalador, pero gracias por preocuparte - ella le abrazo, el
correspondió el abrazo y le toco el pelo con la mano contraria a la que había
estado tocando la manzana para no ensuciarle su precioso cabello castaño
rojizo.
Se separo de él, tenerlo tan cerca hacia que su corazón latiera el doble
de rápido. Fue a la mesa y cogió la manzana, victoriosa le dio un mordisco.
-
Ahora
estamos en paz - ella le sonrió después de limpiarse el agua que la manzana
había desprendido de sus labios.
-
Deja que
te ayude a limpiarte - otra vez se acerco a ella, el vello de ella se erizo tan
rápido que se sintió tonta. Cada vez el se acercaba mas a ella, ella no
conseguía moverse, no conseguía hacer nada - Estas preciosa - le aparto el pelo
que tenía en la cara y le acaricio la mejilla - Me haces sentirme estúpido a tu
lado.
-
Pues no
deberías sentirte estúpido, no lo eres. Tu eres inteligente - ella le respondió
- eres perfecto para mí - no sabía por qué había dicho aquello ultimo, pero
ahora no podía ratificar.
-
Tú para mi eres única, eres la única chica que
no ha intentado nada conmigo el primer día que nos conocimos y eso es algo que
me gusta de ti, que yo no te quiero solo por mi físico - ¿Como podía saber el
que ella estaba por él?
-
Gracias
por tus cumplidos, pero no debes complacerme, así que déjalo - ella quería que
le besara de una vez, no lo iba hacer ella, quería que él lo hiciera, que le
diera el primer paso - sabes que yo nunca haría nada raro, no te quiero solo
por tu aspecto físico, te quiero por cómo eres, por ser un chico listo y una
buena y generosa persona. A parte de los gusto que tenemos en común. No te
merezco y si me dices que no lo entenderé.
Las lágrimas empezaron a brotarle de los ojos y el noto alguno en la mano
que tenía en una de las mejillas de ella. Le seco algunas lágrimas, pero acto
seguido le salieron más.
-
No llores, oído verte llorar - ella no pudo más
y se marcho a su habitación, no podía seguir con el tan cerca - no te marches.
-
Lo siento - ahora fue ella la que se disculpo.
Cuando llego a su habitación cerró la puerta y se sentó apoyada en la
puerta con las piernas encogidas a continuar llorando por él. "Soy
tonta" dijo para sí.
-
Hoy sal por favor, no eres tonta y deja de
llorar. Te quiero y lo único que quiero hacer es estar contigo - le dijo él a
través de la puerta.
-
Déjame, no voy a salir. Necesito estar sola y
pensar en lo que ha pasado.
-
Como
quieras, cuando te canses de llorar ya sabes dónde estoy - supo que él se
marchaba porque escucho sus pisadas por la estancia hasta salir de ella.
Ella seguía allí llorando con la manzana en la mano, cogió un poco de
papel de aluminio y la envolvió para que no se estropeara y poder conservarla
tan perfecta con esos dos mordiscos. Cuando dejo de llorar salió de allí
después de verse en el espejo. Fue a por él, se encontraba en el bar que
actualmente estaba cerrado, estaba en la barra bebiendo una copa mientras su
expresión era de tristeza. Ella le contemplo, tenía miedo a equivocarse, pero
debía intentarlo, debía dejarle las cosas claras.
-
Hola, he vuelto - se sentó a su lado, en el
taburete que se encontraba a su izquierda. Pidió lo mismo que él y mientras
esperaba a que el reaccionara bebió un poco.
- Hoy debes entender que esto para mi es nuevo, nunca he salido con una chica - ella sabía que él había estado con muchas mujeres y nunca vio a ninguna de aquellas jóvenes más de una vez - Llevo tiempo enamorado de ti. Y ahora que los sentimientos de ambos han salido a la luz, quiero decirte sal conmigo en una cita y no te arrepentirás.
- Hoy debes entender que esto para mi es nuevo, nunca he salido con una chica - ella sabía que él había estado con muchas mujeres y nunca vio a ninguna de aquellas jóvenes más de una vez - Llevo tiempo enamorado de ti. Y ahora que los sentimientos de ambos han salido a la luz, quiero decirte sal conmigo en una cita y no te arrepentirás.
-
Pues no
sé qué decirte.
-
Solo di
sí. No hay mucho que pensar - el miro a los ojos de Hoy, aquellos ojos que veía
a todas horas, ya que compartían piso desde hacía ya 3 años, 4 meses y 15 días.
Ella intento mirar para otro lado, pero él le agarro del mentón y acerco mas su
taburete para poder tenerla más cerca.
Aparto la copa que ella sostenía en la mano, no quería que se la tirara
por encima.
-
¿Qué dices? - él quería saber si tendría la oportunidad
de salir con Holly en una cita. Ella no hablo, estaba perdida entre los ojos
que el portaba.
Sonrió y se dejo llevar por el momento de éxtasis y llego el deseado beso
que ella llevaba deseando desde hacía 3 años y medio, desde que se habían conocido
cuando ella buscaba un piso barato. Fue un beso con sabor a whisky pero a
ninguno les importo.
-
¿Esto quiere decir que aceptas salir conmigo?
-
¿Te tengo que repetir mi respuesta? - él asintió
y ella se acerco de nuevo a sus labios y se volvieron a besar - ahora no me lo
hagas volver a repetir porque no lo hare - él sonrió feliz, mientras ella bebía
un poco. Estaba feliz allí con él en el bar que él había heredado y que ahora tenía,
el cual estaba pegado a su casa.
El móvil de él sonó y la canción que sonó fue
Reencuentro de Supersubmarina, Holly dijo que esa sería su canción, así que
cada vez que la escuchan se acordarían el uno del otro y el acepto. Ella cambio
el tono de llama para cuando el llamara y puso esa canción, así cada vez que él
le llamara saldría su canción, esa canción que habla de amor y de sentimientos.
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